Supongo que muchas veces aún sin haberme dado cuenta habré creído en lo imposible, habré tropezado mil veces con la misma piedra, habré tenido falsas esperanzas y falsas ilusiones, no habré dado la talla o seguramente me habré pasado de lista, habré fallado o habré hablado en el momento menos adecuado, habré sentido con la persona equivocada y habré dicho cuando seguramente tenía que oír. Pero es que más vale reír que llorar y si lloramos, que sea de risa.
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